Me miras recortar
pequeños cuadrados de cielo,
mientras tus manos enlutadas
imponen silencio.
Perdiendo mi mirada
en tu altar sagrado
sólo consigo alcanzar tus pies
con mis ojos;
y yo me siento fuerte
porque dios ha perdido los suyos;
y me contento con mi pequeño mosaico;
y hoy no envidio tu enorme cúpula de estrellas;
cuelgo una naranja
En mi azulísimo puzzle.